Fui a Barcelona cuando tenía 5 años y no levantaba un palmo del suelo... ahora, 21 años después, y sigo sin levantar muchos palmos del suelo, pero he vuelto a Barcelona. Y tengo que admitir que no estaba como la recordaba. Para mal.
Ha sido un viaje relámpago, no vamos a engañarnos. Con mucho calor, mucho frío, picaduras de mosquitos, mucha gente y demasiadas cuestas. Odio las cuestas. Sobre todo cuando las personas que van contigo deciden coger el coche para ir a todas partes. Y creedme, utilizar el coche en Barcelona es lo peor que podéis hacer en vuestra vida, no os lo recomiendo, para nada.
Fuimos a unos cuantos sitios, y la verdad es que vimos pocas cosas, pero me gustaría contaros mi experiencia.
El miércoles cogimos el coche y enfilamos a Barcelona. Parecía que nos iban persiguiendo, pero no. Primer inconveniente de ir hasta Barcelona en coche, los peajes. Odio que me saquen el dinero por todas partes. Así la verdad es que se le quitan a una persona las ganas de volver.
Ya con eso empezamos mal, y seguimos mal cuando llegamos a la capital y no había más que cuestas. No recordaba yo que había tantas, si así fuera, desde luego que no habría ido. La verdad sea dicha.
Pero la cosa cambió cuando llegamos al hotel. Las chicas super majas. El hotel era el "Pol and Grace" Hotel, ubicado en el barrio de San Gervasio (os pongo links)
Pol & Grace Hotel: https://www.polgracehotel.es/
Y la verdad es que mi perspectiva cambió cuando vi la habitación. Era bastante grande, la cama enorme. El baño era normalito, aunque no tenía mucho sentido de la taza del WC estuviera justo detrás de la puerta. La posición de la bañera también fue un contra, por la forma tan rara que tenía y lo alta que era, dificultando el acceso.
Pero la cama, la cama era otro universo.... aquí sabréis porqué.....
Era demasiado grande para mí. Y eso fue genial.
Acto seguido nos fuimos a la Sagrada Familia a hacernos unas pocos de postureo. Que la ocasión lo requería.
Y comimos en Five Guys, un sitio de burgers super chulo. Eso sí, son caras de narices...
Estuvimos paseando y fuimos hasta el Paseo de Gracia, que celebraba sus fiestas. Y había mucha gente bebiendo, y mucha policía, pero sobre todo, gente que la distancia social no la conocía.
Y eso es lo que a mi me cabreó. Y bastante.
Ya por la noche fuimos a cenar a un sitio vegetariano (aunque también tenían opciones con carne). Y la verdad es que estuvo bastante bien de precio para ser un restaurante que está cerca del centro de la ciudad.
Se llamaba Bopan, y la comida estaba muy rica y el camarero era muy simpático. Lo recomiendo sin duda.
Y yo para cenar me pedí un wrap de pollo a la barbacoa. Y estaba bueno, excepto por las ternillas de la carne, que se me atragantaron un poco....
Y una coca cola normal, por supuesto.
Al día siguiente. Ya volvíamos a casa, y de camino a Valencia, fuimos a visitar un pueblo que se llama La roca de San Gerardo. Y había una zona del pueblo que estaba inspirada en los patios andaluces, lo cual nos enamoró. Véase mi cara en la foto (no es porque me hubiera tomado 2 ibuprofenos de 1 gramo en menos de 4 horas jajaja)
También pasamos por Cambrils, en Tarragona, a comer. En un italiano que estaba super rico. Pizzeria Zebra. Y yo me pedí unos spaguetti al pesto, que estaban riquísimos.
Estaba todo muy rico, y yo tenía mucha hambre. No pude evitar devorarlo. Y la verdad es que estaba bastante bien de precio. Lo recomiendo si vais a Cambrils de vacaciones.
Y continuamos nuestra vuelta a Valencia hasta que llegamos a casa. Y sin duda fue el día más agotador (a pesar de no enterarme de nada porque el ibuprofeno me había dejado KO en el coche).
Buenos sitios, y buena compañía. Eso sí, si me preguntaran de nuevo para volver a ir, lo siento pero diría que no, por todas las cuestas que hay.
Espero que os guste mi reseña.
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